Tuesday, May 24, 2011

La Derecha en Latinoamérica

Foto: Calderón, Santos, García, Piñera.
Fuente: daylife.com
Uno de los fenómenos políticos más importantes en Latinoamérica durante las últimas décadas es el ascenso al poder por parte de partidos de izquierda; los casos de Lula en Brasil, o los gobiernos de Concertación en Chile son, tal vez, los ejemplos más representativos de esta tendencia. El análisis de este fenómeno ha concentrado los esfuerzos de académicos y estudiosos de la región, quitándole atención a lo que ocurre a la derecha del espectro ideológico. Si bien hace algunos años sólo Perú, Colombia y México eran gobernados por líderes de centro-derecha, recientemente Honduras, Panamá y Chile se han unido a este grupo, lo cual indica la necesidad de avanzar en el estudio de este tipo de opciones políticas.

El número más reciente del Journal of Politics in Latin America incluye un artículo de James Bowen que analiza este fenómeno. El autor se plantea dos objetivos interrelacionados: determinar los fundamentos ideológicos de los grupos de derecha, y estudiar las formas por las cuales estos grupos se organizan y se movilizan para alcanzar sus objetivos. A pesar del legado que reciben los partidos y grupos de derecha existentes –la fusión de los antes antagónicos partidos liberal y conservador, por ejemplo-, estos enfrentan hoy un escenario distinto que resulta del reciente movimiento de la población hacia el centro del espectro ideológico, lo que obliga a un cambio de sus estrategias de movilización. Así, el artículo propone cuatro áreas para el estudio de la derecha en Latinoamérica: 1. la agenda política, 2. la organización interna y práctica política, 3. la capacidad de poder, y 4. el ambiente institucional.

Respecto a la agenda política, Bowen identifica ideológicamente a la derecha en un rango que va desde el conservatismo hasta el libertarianismo; es decir, desde relaciones estrechas entre Estado e instituciones religiosas, preferencia por el orden en conflictos sociales y posiciones conservadoras en temas sociales como la homosexualidad y los métodos anti-conceptivos, hasta un papel limitado del Estado en la toma de decisiones de los individuos. En cuanto a su relación con la clase capitalista, las posibilidades van desde inclinarse por el mercado como mecanismo de asignación de recursos, hasta el favorecimiento de la clase empresarial.

En términos de la organización interna y la práctica política, el carácter minoritario de los núcleos de influencia de la derecha hace que su capacidad de movilización política sea limitada; esto obliga a una relación directa de la clase empresarial con los gobiernos, en la cual los partidos políticos de derecha juegan un papel mediador importante. El tipo de desempeño que tienen estos partidos depende en buena medida de la estabilidad e institucionalización de la vida política: en ambientes más institucionalizados la derecha juega un rol más moderado, mientras que en aquellos donde las instituciones son débiles, aparecen incentivos grandes para la radicalización.

La siguiente área de atención para el estudio de la derecha es su capacidad de poder; esta incluye recursos monetarios, conexiones con actores internacionales, y su capacidad armada –ya sea a través del ejército o con organizaciones paramilitares. En ese sentido, el tipo de economía de cada país determina la agenda económica de los partidos de derecha: oligárquica, donde la economía doméstica es fuerte; tecnocrática, donde los sectores exportadores y los inversionistas extranjeros son dominantes.

Finalmente, la cuarta línea de análisis que propone el autor es el ambiente institucional. Dado que los partidos de derecha no comparten un origen común –como sí ocurre con muchos partidos de izquierda en relación con la represión que algunos de sus miembros sufrieron durante las dictaduras militares-, su desempeño y agenda estará parcialmente condicionada por el comportamiento de los partidos –presumiblemente de izquierda- que los preceden en el poder: a mayor radicalismo de la izquierda, mayor radicalismo de la derecha. No obstante, esto plantea dilemas importantes, ya que si bien la presencia de un partido de derecha fuerte constituye un gran activo para una sana democracia, una organización coherente por parte de la izquierda puede conducir a que sus oponentes hagan lo mismo y constituyan un partido coherente de derecha. Nada malo hasta ahí. Sin embargo, el fortalecimiento e institucionalización de la izquierda puede hacer que la derecha llame a una intervención militar como ha sido costumbre a lo largo de la región.

En este respecto, Bowen es enfático en cuestionar la voluntad de la derecha de jugar de acuerdo a las reglas de una democracia: cuando sus intereses se ven favorecidos, un sistema político democrático resulta conveniente para los grupos de derecha, sin embargo, "[En casos] donde las élites sienten que sus intereses están siendo atacados, no se pueden descartar opciones anti-democráticas. Durante las últimas dos décadas las élites han apoyado, exitosamente o no, golpes militares en por lo menos cuatro países Latinoamericanos (Ecuador, Honduras, Perú y Venezuela) y parecen haber contemplado opciones antidemocráticas en otros" (p. 120).

A pesar de estas dificultades, parece ser una mejor opción para la sociedad la conformación de partidos de derecha coherentes que sigan las reglas del juego democrático frente a sus similares de izquierda, que enfrentar opciones ilegales que defienden los intereses de las élites. Casos como las alianzas entre empresarios regionales y ejércitos armados ilegales con el visto bueno de políticos locales, representan, sin duda, la peor de estas opciones y desdibujan cualquier intento de la sociedad por crear y fortalecer instituciones y prácticas democráticas.
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Referencias:

Bowen, D. (2011) The Right in "New Left" Latin America. Journal of Politics in Latin America. Vol 3, No. 1, 99-124.

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