Uno de los eventos políticos más importantes de las últimas décadas en Latinoamérica es el ascenso al poder en Brasil por parte del Partido de los Trabajadores (PT). Siendo en sus inicios un partido radical, que integraba intelectuales, trabajadores y campesinos, y que surgía como respuesta a la dictadura de 1964-1985, el PT se transforma gradualmente hasta llegar a convertirse en la mayor fuerza electoral del país y alcanzar la Presidencia de la República en tres ocasiones consecutivas. El ascenso del PT ofrece ideas importantes sobre los aspectos que propician la consolidación de un partido político progresista. Al mismo tiempo, su contraste con casos menos exitosos ilustra los errores que comenten algunos partidos en proceso de consolidación en ambientes políticos particularmente complejos. El reciente libro de Wendy Hunter, "La Transformación del Partido de los Trabajadores en Brasil, 1989-2009", que aquí se reseña, muestra el desarrollo del PT desde sus años iniciales hasta los últimos años del segundo gobierno de Lula y ofrece un marco de análisis para el estudio de otros partidos políticos.
Durante su etapa inicial el PT se caracterizó por sus detallados requisitos para la afiliación de nuevos miembros, la baja autonomía de sus líderes intermedios y sus complicadas reglas de decisión. La coherencia ideológica entre sus miembros era bastante alta, al tiempo que el partido cargaba las banderas de la transparencia y la seriedad en el manejo político; la ideología partidista se ubicaba en un punto supremo y desde ningún punto de vista se consideraba negociable a cambio de votos o prebendas políticas. En el plano económico, su búsqueda de un modelo socialista se vio alimentada por las fallas del modelo neoliberal, y fortalecida gracias a su independencia frente a otros partidos de izquierda en el mundo.
No obstante, a lo largo de la década de los noventas se dieron importantes cambios en el electorado brasilero, particularmente relacionados con temas como la reforma agraria y las actitudes hacia el modelo económico neoliberal. Específicamente, los cambios en el electorado se dieron en la dirección contraria a la agenda original del PT: como resultado de la estabilidad macroeconómica alcanzada, el pueblo brasilero no veía con buenos ojos a un partido que ofrecía un cambio en el modelo económico. Por el contrario, resultaba más atractivo un partido que le diera continuidad a este modelo, pero que corrigiera las dificultades que presentaba frente a los temas sociales. Para el PT, aferrarse a su agenda radical habría significado quedar en el extremo izquierdo del espectro ideológico y sin ninguna posibilidad de alcanzar el éxito electoral a nivel nacional. Prueba de esto fue que los miembros del PT que adoptaron una agenda moderada alcanzaron mucho mejores resultados electorales a nivel regional que aquellos que mantuvieron el discurso radical.
De esta forma, se da un cambio en el discurso económico según el cual el PT asume una agenda en favor del libre mercado, sin que eso implique renunciar a sus objetivos de reducción de la pobreza y de mejorar las condiciones de igualdad al interior del país. Otro cambio importante fue en términos del marketing político; contrario a la visión inicial, en esta nueva etapa el PT contrata publicistas para que siguieran las tendencias del electorado, lo que implicaba "seguir a las masas" en lugar de "ser un líder de las masas", como había sido su política originalmente. Esto, a su vez, implicaba reducir el carácter ideológico de las campañas y enfocarse más en los atributos del candidato y la imagen que éste proyectaba en los medios; finalmente, se destaca la alianza con otros partidos, algo que habría sido impensable años atrás.
Es de destacar que los ajustes al interior del PT no fueron nada inmediatos. Por el contrario, los ajustes graduales que se llevaron a cabo durante los noventas estuvieron llenos de tensiones y contradicciones entre varios de sus miembros, como es de esperarse en cualquier partido donde el componente ideológico juega un papel preponderante.
Conceptualmente la transición del PT establece dificultades interesantes para su análisis al no ajustarse a los esquemas predominantes en la literatura. Mientras que un enfoque de elección racional predice el cambio de estrategia de tal forma que esta se ajuste a las condiciones cambiantes de la realidad política nacional y, así, permita ganar elecciones, falla al tratar de explicar la reticencia del partido a llevar a cabo esos ajustes durante sus años iniciales, como ocurre en muchos casos. Por otro lado, un enfoque histórico institucional, que permite entender cómo ciertas prácticas políticas persisten a lo largo del tiempo, enfrenta dificultades para explicar el cambio en la interacción del partido con el electorado. Así, Hunter recurre a la integración de los dos enfoques teóricos para lograr dar cuenta del efecto de los contextos político y económico en la creación de estructuras de incentivos que conduzcan a la innovación institucional. Esto, a su vez, le permite explicar la rigidez del partido para adoptar esos cambios, así como las consecuentes disputas internas protagonizadas por los diferentes grupos en su interior.
Adicionalmente, la autora muestra un contraste interesante entre el desempeño del PT en la legislatura frente a su comportamiento en los gobiernos locales. A nivel legislativo, las posiciones radicales del partido así como su permanente carácter opositor del gobierno le permitieron consolidarse ideológicamente, mostrar su cohesión, disciplina y lealtad partidista; campos en los que superó con creces a los demás competidores. Así mismo, su desempeño en el legislativo le generó una imagen bastante positiva gracias a temas como las denuncias de corrupción por parte del gobierno, una de ellas llevando a la renuncia del Presidente en 1992. En los gobiernos locales, la tarea del PT exigía más pragmatismo y moderación en el manejo político, lo que ayudó a entender la diferencia entre el proyecto de largo plazo a nivel nacional y las necesidades de corto plazo a nivel local. En estos gobiernos se defendió la transparencia, descentralización en el manejo de los recursos y provisión de servicios, así como un énfasis importante en materia de salud, educación y transporte. Se promovió la participación de la sociedad en el diseño de presupuestos, lo cual también favoreció el desarrollo y fortalecimiento de lazos con la sociedad civil. Igualmente, se dio inicio a los programas de transferencias condicionales de dinero que serían de gran éxito a nivel nacional durante la administración de Lula.
Hunter también explica la evolución de la estrategia para las elecciones nacionales. Lula pasa de un 47% en la segunda vuelta de las elecciones de 1989, como resultado de un ambiente político altamente polarizado, a no lograr ir más allá de la primera vuelta en 1994 y 1998; con una menor polarización, la opción del PT parecía ser demasiado radical como para recibir un apoyo electoral importante. Progresivamente, Lula exige autonomía para el manejo de su campaña política y da muestras de que no sería controlado por los sectores más radicales del partido en caso de llegar a la Presidencia. Finalmente, en 2002, con el desprestigio de Fernando Henrique Cardoso tras la devaluación del real en 1999, el PT en cabeza de Lula, llega al poder.
Durante su primer gobierno Lula da continuidad a la política económica de su antecesor, generando inconformismo al interior del partido. Sus diferencias más importantes se dan en temas de carácter internacional, donde promueve la cooperación Sur-Sur y busca consolidar al Brasil como un líder del tercer mundo, para lo cual busca aliados en Asia, Medio Oriente y África, al tiempo que le presta menos atención a Estados Unidos.
Ahora, de acuerdo con su lógica original, el PT es reticente a incluir en el ejecutivo miembros de la coalición que alcanza el poder. Esto conduce a una relación difícil con el legislativo que termina en una situación de compra de votos de Congresistas y que genera un escándalo mayor para la colectividad. Curiosamente, la imagen de Lula no se ve afectada por este escándalo, lo cual genera incomodidades dentro del partido ya que esto se toma como una señal de caudillismo, que es precisamente algo a lo que tradicionalmente se ha opuesto el PT. El segundo período de Lula se aproximaría un poco más al ideario original del PT en temas sociales, acompañados de importantes logros de caracter macroeconómico.
El libro termina con algunas comparaciones del PT frente a otros partidos políticos de la región. Así, muestra el caso del Frente Amplio en Uruguay, el cual sigue una trayectoria bastante similar a la del PT. Contrasta esto con FREPASO en Argentina, que al carecer de una buena organización desaparece una vez enfrenta la crisis tras la renuncia de De La Rua, así como el caso de La Causa R, en Venezuela, cuya falta de institucionalidad y el fenómeno Chávez aseguran su desaparición como partido de izquierda. Otro ejemplo es el de Izquierda Unida, en Perú, donde la estructura ideológica es tan rígida que le impide llevar a cabo las transformaciones necesarias para ajustarse a las nuevas condiciones políticas de su sociedad.
Dado el carácter del libro, su balance final podría dividirse en dos partes: una de carácter teórico y otra de carácter práctico. A nivel teórico sus contribuciones no son tan claras, ya que más allá de mostrar la necesidad de un enfoque en el que se combinen el análisis de elección racional con el análisis histórico institucional, no hay una hipótesis de trabajo que se desarrolle a lo largo del texto. Como es de esperarse, esto reduce la validez externa de la obra ya que no ofrece una teoría bien definida que pueda ser aplicable directamente a otros escenarios y deja la duda de si el fenómeno que analiza es específico al caso brasilero. Tal vez consciente de esto, la autora incluye los casos de algunos partidos políticos de la región, mencionados al final, tema que sería interesante desarrollar con mucha más profundidad y quizá con una muestra más amplia.
A nivel práctico "La Transformación del Partido de los Trabajadores en Brasil, 1989-2009" presenta un balance interesante de la evolución del PT en las dos últimas décadas y de cómo los cambios que ha sufrido le han permitido convertirse en la fuerza electoral más importante del país. Las experiencias allí documentadas son, sin duda, un referente importante para otros partidos de izquierda en su lucha por llegar al poder así como para los interesados en el estudio de los partidos políticos latinoamericanos. Como muestra la sección final de análisis comparativo, el afán o la rigidez para llevar a cabo transformaciones institucionales pueden garantizar la muerte de un partido político.