Tuesday, July 27, 2010

Más Sobre El Caso Morris

En mi entrada anterior cuestionaba el cubrimiento y relevancia dada a ciertos hechos, así como la posición de la opinión pública y los medios masivos colombianos al respecto. En particular, me fijaba en el caso del negado de la visa a los Estados Unidos al periodista Hollman Morris para realizar estudios en la Universidad de Harvard.

La noticia que encontramos hoy es que tras un arduo lobby por parte de organizaciones de periodistas y defensores de derechos humanos, Morris y su familia recibieron el visado que generó tanta controversia. Este lobby incluyó, entre otros, una carta a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, por parte de la Asociación Nacional (de Estados Unidos) para la Defensa de los Derechos Civiles y la Asociación Americana de Profesores Universitarios, donde se solicitaba reconsiderar la decisión.

Más allá del impacto directo sobre la vida del periodista, lo cual es, sin duda, motivo de celebración, esta noticia es de gran trascendencia en términos del tipo de discurso manejado por el gobierno saliente, y la divergencia observada entre la opinión pública y la realidad nacional.

La revisión de esta decisión hace recordar el famoso fallo de la corte constitucional en el que esta declaraba su rechazo al referendo reeleccionista: allí la opinión pública iba por un lado mientras la institucionalidad y las normas iban por otro, pero aún así, la corte antepuso la norma al estado de opinión y obligó a que se llevaran a cabo elecciones con nuevos candidatos.

En el caso Morris, el gobierno estadounidense enfrenta la encrucijada de mantener su posición y así satisfacer al gobierno colombiano, o responder al reclamo de múltiples organizaciones no gubernamentales -principalmente internacionales- con intereses diametralmente opuestos. Así, opta por la segunda opción y por ese camino muestra su superioridad frente a la administración que termina en su parcialmente exitosa campaña de estigmatización de algunos personajes de la vida pública del país. De esta forma, Estados Unidos prefiere ahorrarse una pelea con organizaciones de periodistas y de defensa de derechos humanos que respaldar el juego sucio del gobierno colombiano. El rechazo que miembros de la oposición o algunos periodistas despiertan en ciertos sectores de opinión nacionales como resultado de esta campaña, no fue suficiente para bloquear el ingreso de Morris a Harvard y, por el contrario, la que queda en entredicho es la postura del gobierno colombiano frente a este y otros temas. Sobre esta campaña de desprestigio, su origen y sus responsables, apenas conocemos unos escabrosos detalles pero, sin duda, muchas más verdades saldrán a la luz pública en los próximos meses.

Ahora, respecto a la trascendencia que la opinión pública y los medios dieron a este tema, la señal que queda en el aire es la calidad del tipo de información que están recibiendo los colombianos y el tipo de discurso que se está manejando. Algo en ellos debe estar mal si en repetidas ocasiones lo que está en el ideario público no corresponde a las normas, y va en contra de las instituciones y procedimientos legales existentes. Es decir, queda la sensación de que los medios y el discurso político dirigen a la población por un camino diferente al que las instituciones establecen. El visado de Morris muestra la falacia del discurso polarizador del presidente colombiano y el engaño al que sus seguidores han estado expuestos durante estos años: mientras este califica a Morris de hacer "apología del terrorismo", el gobierno estadounidense rectifica su decisión y deja sin piso este tipo de discurso; un claro revés más para terminar estos ocho años, y un importante triunfo para aquellos que han trabajado por sacar a la luz pública verdades dolorosas que muchos se han empecinado en ocultar.

Por último, esta corrección es un acierto - ciertamente bajo presión- para la administración Obama, que en repetidas ocasiones ha esgrimido argumentos acerca de las múltiples violaciones de derechos humanos en Colombia -por ejemplo, para bloquear el TLC- pero procedía a castigar a una importante figura nacional que ha mostrado un serio trabajo en este campo.

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